El Papa: Recemos por los que mueren solos a causa del coronavirus, y por los familiares
“Una oración por los que mueren en soledad, a causa de aislamiento impuesto por la epidemia de coronavirus, y por los familiares que, también debido al aislamiento, no pueden asistir a sus seres queridos en el momento que transitan el pasaje entre la vida y la muerte”, dijo el papa Francisco al iniciar la misa, transmitida vía streaming, para ayudar a los fieles a santificar el domingo, ya que rige un prohibición del gobierno de realizar asambleas litúrgicas por temor al contagio.
Al introducir la celebración eucarística, el Papa dijo: “En estos días, escuchamos las noticias de tantos difuntos: hombres y mujeres que mueren solos, sin poder despedirse de sus seres queridos. Pensemos en ellos y roguemos por ellos. Pero también por las familias, que no pueden acompañar a sus seres queridos en ese pasaje. Nuestra oración especial es por los difuntos y sus familiares”.
En la homilía, el pontífice comentó el Evangelio del día que narra la curación del ciego de nacimiento.
Recordando una frase de San Agustín (“Tengo temor de Cristo cuando pasa”), Francisco resaltó que al pasar Jesús, en el episodio evangélico, “brotan los verdaderos sentimientos del corazón, los verdaderas actitudes, sale lo mejor y lo peor de las personas”.
Por una parte, continuó, está la “sabiduría” del ciego, “con una argumentación clara, precisa” e incluso irónica; por otra, está la posición de los doctores de la Ley, que “se sabían todas las leyes, todas, todas. Pero se quedaban fijados allí. No entendían cuando pasaba Dios. Estaban rígidos, apegados a sus costumbres”.
Francisco concluyó dando un consejo: “Les aconsejo a todos que hoy tomen el Evangelio, que vayan al capítulo 9 del Evangelio de Juan, y que lo lean en casa, tranquilos. Una, dos veces, para entender bien lo que sucede cuando pasa Jesús: saca afuera los sentimientos. Entender bien lo que dice Agustín: tengo temor del Señor, y que cuando pase, yo no me dé cuenta y no lo reconozca. Y no me convierta. No se olviden: lean una, dos, tres veces, todo el tiempo que quieran, el capítulo 9 de Juan”.
La misa terminó con la adoración y la bendición eucarística, y con la oración por la comunión espiritual.+
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