Mons. Mestre: “Una fe más profunda, madura y convencida”
¿Cuáles son mis cegueras hoy?
Más allá de las cegueras físicas, el prelado marplatense se detuvo en las “cegueras espirituales”, “las que más dañan el corazón de las personas”, y que en mayor o menor medida, “las poseemos todos”, indicó. Para detectar estas cegueras, es importante detectar el pecado y aclaró que “la oscuridad también la arrastramos desde nuestro nacimiento por pertenecer a esta humanidad herida”, que a veces se acrecienta “por nuestras malas opciones y por transitar por caminos equivocados”.
¿Me dejo sanar por el Señor?
“El Señor asume la debilidad humana y rescata al hombre caído y pecador. Con gestos un poco exuberantes, saliva y barro, realiza el signo de sanación del ciego”, dijo monseñor Mestre al describir el segundo punto. Si bien el sanado es el ciego de nacimiento que recupera la vista, “los fariseos y judíos que participan de los comentarios que se suscitan a la luz de la curación, terminan siendo los verdaderos ciegos”, expresó el obispo de Mar del Plata. Ellos, “son los que se resisten a que la luz del mundo, la luz verdadera, la luz de la vida los pueda iluminar”. Y no se dejan sanar por “estar aferrados a su ceguera”.
Jesús conduce a la fe
Finalmente, la fe es lo que conduce al ciego, “una fe más profunda, madura y convencida”. “La curación física, la sanación corporal de la ceguera es signo de una sanación más profunda y total”, manifestó el prelado. Aquí inicia el verdadero camino de fe, y “el Señor nos pregunta también a cada uno de nosotros: ‘¿Crees en el Hijo del Hombre?’”, sostuvo monseñor Mestre, que concluyó animando a responder “Creo, Señor”.+
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