El Papa recuerda que “Cristo es vida y da la vida” y pidió estar cerca de los que sufren
El Papa reflexionó sobre el episodio evangélico de la resurrección de Lázaro. “Lázaro era hermano de Marta y María; eran muy amigos de Jesús”.
“En el Evangelio, explicó, vemos que la fe del hombre y la omnipotencia del amor de Dios se buscan y finalmente se encuentran. Lo vemos en el grito de Marta y María y todos nosotros con ellos: '¡Si hubieras estado aquí!'. Y la respuesta de Dios no es un discurso, la respuesta de Dios al problema de la muerte es Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida ... ¡Tengan fe!
En medio del llanto, continúas teniendo fe, incluso si la muerte parece haber ganado. ¡Quita la piedra de tu corazón! Que la Palabra de Dios traiga la vida de regreso a donde hay muerte “. Incluso hoy Jesús nos repite: “Quiten la piedra”. Dios no nos creó para la tumba, nos creó para la vida, bella, buena, alegre. Pero “la muerte entró al mundo por envidia del diablo”, dice el Libro de la Sabiduría, y Jesucristo vino a liberarnos de sus trampas “.
“Por lo tanto, estamos llamados a quitar las piedras de todo lo que sabe a muerte: la hipocresía con la que a menudo se vive la fe es la muerte; la crítica destructiva de los demás es la muerte; ofensa, calumnia, es muerte; La marginación de los pobres es la muerte. El Señor nos pide que quitemos estas piedras del corazón, y entonces la vida seguirá floreciendo a nuestro alrededor. Cristo vive, y quien le da la bienvenida y se adhiere a él entra en contacto con la vida. Sin Cristo, o fuera de Cristo, no solo la vida no está presente, sino que uno vuelve a caer en la muerte”.
“La resurrección de Lázaro –concluyó– también es un signo de la regeneración que tiene lugar en el creyente a través del bautismo, con plena inserción en el misterio pascual de Cristo. Por la acción y la fuerza del Espíritu Santo, el cristiano es una persona que camina en la vida como una nueva criatura: una criatura para la vida, que va hacia la vida.
El Papa Francisco finalizó pidiendo que “la Virgen María nos ayude a ser compasivos como su Hijo Jesús, que ha hecho suyo nuestro dolor. Que cada uno de nosotros sea cercano a cuantos se encuentran en la prueba, volviéndonos para ellos un reflejo del amor y de la ternura de Dios, que libera de la muerta y se hace vencer a la vida”. +
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