“El verdadero objetivo que hay que alcanzar no es 'renta para todos' sino 'trabajo para todos', porque sin trabajo para todos nunca habrá dignidad para todos”, advirtió.
Texto de la declaración
Una nueva celebración del Día del trabajador nos invita a la reflexión y el compromiso. Nuestro país se encuentra atravesando momentos difíciles. Algunos cambios propuestos impactan negativamente sobre el bolsillo de los trabajadores y sus familias. La esperada reactivación económica y generación de nuevos empleos todavía no tiene los resultados que nuestra gente necesita. Vemos con preocupación el crecimiento del trabajo informal y precario, mientras persisten desigualdades entre los salarios y demás situaciones laborales entre varones y mujeres y un porcentaje muy alto de los trabajadores ganan menos del salario mínimo.
La inflación, si bien ha comenzado a bajar, aún es elevada y se roba, especialmente, la posibilidad de desarrollo de los trabajadores, quienes no cuentan con reservas para hacer frente a sus necesidades y la fuerte adecuación de las tarifas de los servicios básicos, le imposibilita cualquier ahorro y pone límites a sus sueños y los de su familia.
Por otra parte, en estos últimos tiempos, muchos han sido desvinculados de sus tareas, tanto en el ámbito público como privado, creando angustia en su presente e incertidumbre sobre su futuro y el de sus hijos. La falta de oportunidades de estudio y de trabajo sostenible y redituable que les permita proyectarse a nuestros jóvenes, genera situaciones de pobreza y marginación y “es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia. Es un lujo que hoy no nos podemos dar.
El clima social confrontativo, la mirada cortoplacista y el interés espurio alejan la búsqueda creativa y oportuna de medidas y soluciones a las justas reivindicaciones de los trabajadores y de los que se encuentran fuera del sistema, cuyas voces muchas veces son estigmatizadas. Un sindicalismo desunido, la falta de coherencia, la corrupción y la violencia siembran el descrédito, hiriendo el tejido social y al mundo del trabajo.
Frente a esta realidad, el Sector Trabajadores de la Acción Católica quiere proponer el pensamiento social de la Iglesia que la voz del papa Francisco nos recuerda y que creemos es necesario poner en práctica para salir de esta coyuntura:
“La economía no puede pretender solo aumentar la rentabilidad, reduciendo el mercado laboral y creando nuevos excluidos. El verdadero objetivo que hay que alcanzar no es “renta para todos sino “trabajo para todos”, porque sin trabajo para todos nunca habrá dignidad para todos.
“La sangre de los explotados en el trabajo es un grito de justicia al Señor”4 “El trabajo nos da dignidad y los responsables de los pueblos, los dirigentes, tienen la obligación de hacer de todo para que cada hombre y cada mujer pueda trabajar y así tener la frente alta, mirar en la cara a los demás con dignidad
“Queremos un cambio que se enriquezca con el trabajo mancomunado de los gobiernos, los movimientos populares y otras fuerzas sociales …Nunca podrían sustituir la verdadera inclusión: esa que da el trabajo digno, libre, creativo, participativo y solidario
“Cada sector tiene la obligación de velar por el bien del todo; todos estamos en el mismo barco. Todos tenemos que luchar para que el trabajo sea una instancia de humanización y de futuro; que sea un espacio para construir sociedad y ciudadanía.
Finalmente, queremos agradecer a todos los trabajadores y a aquellos dirigentes que día a día realizan el bien y contribuyen a la Amistad Social y reiterar nuestra disponibilidad, la que siempre han demostrado los trabajadores, para “poner el hombro” y que nuestro país pueda salir de la situación actual y proyectar juntos una Argentina mejor para todos y cada uno de quienes la habitan.
Ponemos nuestro deseo en manos de San José Obrero y de nuestra Madre de Luján, que siempre está atenta a las necesidades y la vida de sus hijos, especialmente de aquellos más vulnerables.+
Publicar un comentario