“En las últimas semanas -comenzó diciendo el prelado- hemos hablado de las distintas facetas que presenta la cuestión del aborto. El sábado pasado hablamos de las razones teológicas que podemos esgrimir los que tenemos fe, pero hoy quiero tratar otro aspecto que también me parece muy importante: hay otra faceta de la cuestión que es la psicológica”.
Dicho esto, el arzobispo platense, usando un lenguaje muy crudo, incursionó en la descripción de un aborto, o lo que llaman "interrupción del embarazo" y su consecuencia, el "síndrome posaborto".
Un crimen espeluznante
"Esas mujeres que están a favor del aborto y su legalización, ¿habrán presenciado alguna vez un aborto? He hablado con médicos que han visto abortos y me contaron cosas espeluznantes. Uno de los proyectos presentados en el Congreso habla de poder interrumpir el embarazo hasta la semana 14. Pues bien, a la semana 14 el niñito, porque es un niñito y ya tiene forma de niñito, mide entre 8 y 10 centímetros. Tiene forma de niñito y tiene un corazón que late. ¿Cómo se hace para sacarlo del nido donde debería estar seguro? Se lo corta en pedacitos, se lo va extrayendo de a pedacitos y se lo tira al tacho de basura. Hay fotos y relatos espantosos, de otros países donde esa práctica ya es legal desde hace mucho tiempo, que muestran despedazados a chiquitos de 14 semanas, y aún más, y se ven esas partes en un tacho de basura. Dicen que es un deshecho biológico”.
“Por eso digo -prosiguió el prelado-, una mujer que observa esto ¿es capaz, luego, de decir que 'es una parte de mi cuerpo y hago con ella lo que quiero?' No es una parte de su cuerpo; ella puede hacer lo que quiera con su cuerpo, pero eso no es su cuerpo, porque es un ser distinto como la ciencia lo afirma claramente. Tiene un ADN distinto, que es XX o XY, es varón o nena ya desde entonces, desde el instante de la concepción. Por eso hablo de presenciar lo que es un aborto, para hablar luego, si se puede”.
Síndrome posaborto
Seguidamente monseñor Aguer, hablando de las consecuencias psíquicas que afectan a la mujer que abortó, señaló: “Pero hay otra razón que nosotros, los curas, podemos conocer y que es lo que los médicos y los psiquiatras llaman 'síndrome posaborto'. Es algo que se trata en un consultorio psiquiátrico; y es cómo queda psicológicamente la mujer que ha abortado. No todas quizás, porque habrá algunas desalmadas, pero hay muchas que sufren este síndrome. Nosotros los sacerdotes lo sabemos bien por el confesionario. Yo tengo experiencias personales y debo decirles que a mí me ha conmovido, siendo joven sacerdote, y alguna vez ya siendo obispo también, cómo una mujer vino a confesarse de un aborto que ya había confesado muchas veces, un hecho que había ocurrido 30 años atrás. ¿Y por qué lo hacía? Lo hacía porque no podía llevar esa mochila. Cuesta mucho consolarla. Yo le decía: “Hija: tú no tienes que confesarte más de esto. Por favor ya está perdonado. Se acabó pues el Señor te ha perdonado, ya sos una nueva creatura”. Por eso fíjense cómo el consultorio del psiquiatra y el confesionario se ponen de acuerdo en esto para mostrar que aquí hay algo que toca la intimidad misma del ser femenino”.
Freud, San Pablo y Catecismo de la Iglesia Católica
Monseñor Aguer dijo que podrán decir “que yo no entiendo nada, que no comprendo la perspectiva de género, que la maternidad y eso de que la mujer no está solo para ser madre, y otras cosas por el estilo. Pero también he leído que ahora hay varones que no quieren ser padres y que para que no cargue la mujer con un anticonceptivo o una esterilización ellos se hacen cortar los canales deferentes para quedar en condiciones de gozar sexualmente sin correr el riesgo de ser padres. El egoísmo es algo tremendo y se ha afincado en la cultura vigente”.
En la parte final de su columnas semanal, el prelado aseveró que “el aborto es una cosa muy seria que daña algo íntimo en el ser femenino. Digan lo que digan, es así. No que la mujer deba ser madre, físicamente, de un modo necesario. Lo es naturalmente sí, y también se puede ser madre espiritualmente, afectivamente. Tenemos casos conmovedores al respecto: Pero ¿para qué ha hecho Dios las cosas así? ¿Por qué el varón es varón y la mujer es mujer? ¿Y por qué el fruto de una relación sexual es la fecundación? Es así: el fruto de una relación sexual es la fecundación. Y no lo digo yo solamente sino que lo dice Sigmund Freud que afirma que el onanismo, es decir la relación sexual en la que, según el pasaje del Génesis, en el capítulo 38, el semen es arrojado fuera para no producir descendencia, es una perversión. ¿Y por qué Freud dice que es una perversión? Porque la finalidad del acto sexual es comunicar la vida y tal finalidad esencial no se puede bloquear. Freud y San Pablo están de acuerdo, lo está Freud y el Catecismo de la Iglesia Católica”.
“Por eso esta es otra faceta importante que no debemos descuidar. Vamos a seguir tratando el asunto, porque me parece que hay que mirarlo desde todas las perspectivas”, concluyó el arzobispo de La Plata.+
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