Por eso, este lunes 23 de abril, la Limosnería Apostólica, el ente que distribuye la caridad del Papa, distribuirá unos 3.000 helados a los pobres de Roma.
Se trata de una atención fuera de lo común para quienes son cotidianamente acogidos en los comedores, en los dormitorios y en las estructuras de la capital italiana, desde las administradas por Cáritas, la Comunidad de San Egidio, los del Centro Astalli hasta los de Auxilium.
El helado es parte de la tradición y de las rutas etnogastronómicas de la capital italiana. La arqueología romana demuestra que los emperadores ya eran glotones de ésta gélida golosina y era un privilegio incluso para los ‘patricios’.
Hoy este privilegio dulce llegará a algunos miles de hombres y mujeres que no tienen en su bolsillo 4,50 euros. Lo que cuesta un helado de dos sabores en Roma. Gracias a la caricia culinaria pensada por el Papa que comunica el cotidiano gusto por las pequeñas cosas de la vida y que endulzan la dignidad humana.
Quizás, si estos sin techo que hoy comerán el helado ofrecido por el Papa, por el hecho de ser noticia, demostrarán, una vez más, que no son fantasmas, sino el costado herido de una parte de la sociedad que pide ser sanado iniciando, tal vez con pequeños gestos concretos de misericordia y difundiendo el gusto dulce de compartir.
San Jorge, vivió en el siglo III y es honrado desde el IV como mártir. La tradición popular lo representa como el caballero que afronta al dragón, símbolo de la fe que triunfa sobre el maligno. Su memoria se celebra este día también en los ritos sirio y bizantino.+
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