Mons. Dus: Vocación y misión deben concebirse como un camino de santidad
En un mensaje con motivo de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el prelado advirtió, sin embargo, que “no se trata de imitar modelos de santidad inalcanzables”.
“Los testimonios de los santos son siempre útiles porque estimulan y motivan; pero no sirve copiarlos. Interesa que cada uno discierna su propio camino y saque a la luz lo mejor de sí; ese don personal que Dios ha puesto en él, para servir al bien de todos”, subrayó.
Tras recordar que “desde nuestro Bautismo, la gracia recibida va fructificando en un camino de santidad”, animó a dejar que “todo esté abierto a Dios y optemos por él, una y otra vez por seguir su voluntad. Sin desalentarnos”.
“El Espíritu Santo va realizando en nosotros la santidad, y sus frutos lo testimonian; ellos son el amor, la alegría, la paz, la magnanimidad; de modo que ya no se vive bajo la obligación de una ley sino en la libertad de amar con generosidad”, aseguró.
El arzobispo chaqueño afirmó que en “la Iglesia, santa y compuesta de pecadores, podemos encontrar juntos lo que necesitamos para caminar, para discernir y para seguir creciendo en humanidad, en sabiduría y en gracia. El Señor siempre nos conduce aún en medio de errores y malos momentos, con tal que no dejemos purificar, iluminar y perseveremos en la unión con Él”.
“Nuestra vocación es esa palabra que Dios quiere decir al mundo con nuestra vida. Para un cristiano no es posible pensar en la propia vocación y misión en la tierra sin concebirla como un camino de santidad, porque como decía Pablo: ‘la voluntad de Dios es que ustedes sean santos’”, añadió.
En el camino del Año Vocacional Arquidiocesano, monseñor Dus citó un párrafo de la exhortación apostólica reciente "Gaudete et esultate", del papa Francisco, quien afirma: “No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría. Llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y serás fiel a tu propio ser. Depender del Padre nos libera de las esclavitudes y nos descubre nuestra propia dignidad”.+
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