Mons. Macín llamó a integrar las prácticas cuaresmales con la ecología integral
“La limosna discreta, la oración en secreto y el ayuno comprometido”, las tres claves fundamentales para la conversión en este tiempo.
En el primer punto, el prelado unió la limosna con la ecología integral asumiendo que la ecología no es un simple “conservacionismo” según escribe Francisco en “Querida Amazonia”: “La ecología integral es aquella que cuida por igual de la casa común y de la vida de los más necesitados. Es evidente, entonces, que la limosna está lejos de perder vigencia. Es uno de los aportes bíblicos para el desarrollo de una ecología integral, a la que nos llama la Iglesia en este tiempo”, explicó.
Seguidamente habló de la oración y el silencio, como medios “para el encuentro con el Padre, que ve en lo secreto”. “Me parece que en los tiempos que corren hablamos demasiado. Con los vecinos, en reuniones de amigos, en los grupos de la Iglesia, en las redes sociales. Por supuesto que cada uno es libre de expresarse, siempre que se distinga entre opinión personal y verdad, y sin perder de vista la primacía de la caridad, que debe acompañar toda forma de comunicación. En otros términos, lo que quiero decir es que sólo merece ser dicha la palabra amasada y fecundada en el silencio”, indicó el obispo de Reconquista.
“La Cuaresma es un tiempo de retorno a Dios, a través del hermano. Este retorno se puede plantear de diferentes maneras. Para nosotros, cristianos, el Dios verdadero se nos reveló en Jesucristo. Por eso, el tiempo cuaresmal es un tiempo de revisión de nuestra comprensión del misterio de Dios, que es Padre y que nos entrega a su Hijo para que tengamos vida plena, y de revisión del trato con nuestro prójimo”, sostuvo monseñor Macín.
Pero advirtió: “Nos puede pasar que, con el transcurso del tiempo, vamos acomodando a Dios a nuestras maneras de mirar, a nuestras conveniencias”, y definió esto como “un virus difícil de combatir, porque nos adormece la conciencia y creemos que tenemos el control sobre todo”.
Al referirse al ayuno y el cuidado de la casa común, citó un escrito del siglo II, del Pastor de Hermas: “Ante todo debes cuidarte de toda mala palabra y de todo mal deseo, y debes purificar tu corazón de todas las vanidades de este mundo. Si observas esto, tu ayuno será perfecto”.
Y añadió: “Hoy podríamos decir que el ayuno está vinculado también a la tierra y a la ecología. Ayuna de un modo adecuado quien escucha el ‘grito de la tierra y el clamor de los pobres’, quien cuida de los bienes de la creación y los comparte con generosidad”.
Finalmente, encomendó la Cuaresma a María Santísima, Nuestra Señora del Valle, “tanto en lo personal como en la vida de nuestras comunidades, y le pedimos que vele para que podamos mantener encendida en nosotros la llama de la esperanza, y para que podamos cuidar de la casa que el Señor nos confió y de los hermanos, especialmente de los más pequeños”.+
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