Mons. Han Lim Moon recordó lo que hace feliz a todo cristiano
“En el Evangelio de hoy los adversarios de Jesús, exagerando la costumbre de la época, le plantean un caso hipotético de siete hermanos que se casan con una misma mujer en forma sucesiva buscando la descendencia”, comenzó explicando monseñor Moon.
Si bien el Evangelio hace alusión a una de las principales finalidades del matrimonio, la procreación, también hay “otra finalidad previa que es la donación mutua para la comunión de amor”, mencionó el prelado.
Ahora, aunque sea de modo imperfecto, “todo matrimonio o pareja, especialmente de los bautizados, según el plan de Dios, está llamado a reflejar, asemejar y reproducir en esta tierra la comunión de amor de Dios, uno y trino por haber sido creados a su imagen y semejanza”, dijo el auxiliar de San Martín.
En el Evangelio, “Jesús nos revela que una vez que estemos resucitados no nos será necesario casarnos, porque tendremos la comunión perfecta con todos los santos y con Dios”, recordó monseñor Moon.
Respecto a las personas consagradas, el obispo aclaró que “son signo especial del amor a Cristo Esposo en este mundo, aunque no en perfección, y anticipan la vida de la resurrección y la comunión plena. E intentan vivir por Dios y en Dios para su alabanza”.
“No es fácil que comprendas este modo de consagración que implica renunciar a ‘casarse a causa del Reino de los Cielos’ (San Mateo 19, 12). Por eso Jesús mismo dice: ‘No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido’”.
En este sentido, el obispo auxiliar de San Martín, enumeró las “experiencias que nos hacen felices a las personas consagradas”, aunque son para todo, dijo: “El Señor me amó y se entregó por mí (Gálatas 2, 20); por eso, tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor (Romanos 14, 8); y vivimos por Él (cf. San Juan 6,35); el gozo por la libertad y la paz muy especial que el Señor resucitado nos regala (cf. San Juan 14, 27; 20, 21.26); la proclamación apasionada de la Buena Noticia de Jesús para todos los hombres, para que todos los hombres sean felices en Él (cf. San Mateo 28, 19); vivimos para amar como Él (San Juan 13, 34)”.
“La Buena Noticia de hoy es que el Señor ya te está abriendo la puerta a un mundo totalmente nuevo y maravilloso”, aseguró monseñor Han Lim Moon, y animó a la comunidad diocesana a animarse a entrar en “un cielo nuevo y una tierra nueva”. +
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