La Santa Sede se adhiere y alienta los esfuerzos por recuperar la capa de ozono

Roma (Italia) (AICA): “Expreso mi ferviente esperanza de que el régimen internacional del ozono, así como otras iniciativas loables de la comunidad mundial sobre el cuidado de nuestra casa común, prosigan por este camino complejo, retador, pero siempre estimulante”, escribió el papa Francisco en su mensaje a los participantes en la XXXI Reunión de las Partes en el Protocolo de Montreal, del 4 al 8 noviembre, leído hoy por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, en el curso de los trabajos.
“Expreso mi ferviente esperanza de que el régimen internacional del ozono, así como otras iniciativas loables de la comunidad mundial sobre el cuidado de nuestra casa común, prosigan por este camino complejo, retador, pero siempre estimulante”, escribió el papa Francisco en su mensaje a los participantes en la XXXI Reunión de las Partes en el Protocolo de Montreal.

El mensaje del Santo Padre fue leído hoy, en el curso de los trabajos de la XXXI Reunión de las Partes en el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono, en la sede de la FAO en Roma, del 4 al 8 de noviembre, por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano.

“Este Protocolo, -comenzó señalando el Papa en su mensaje- junto con sus enmiendas y el Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, representa un modelo de cooperación internacional no sólo en el ámbito de la protección del medio ambiente sino también en el de la promoción del desarrollo humano integral”.

El pontífice recordó que ya pasaron casi treinta y cinco años desde el primer Convenio internacional jurídicamente vinculante dedicado a la protección de la capa de ozono y en este tiempo “se han dado resultados positivos. De hecho, muchos estudios científicos, incluidos los más recientes, atestiguan que el adelgazamiento de la capa de ozono se está reduciendo gradualmente”, señaló el Papa.

Al respecto Francisco destacó tres lecciones “que podemos aprender de los treinta y cinco años que han transcurrido desde la aplicación del régimen internacional del ozono”.

En primer lugar, subrayar que este acuerdo nació “de una cooperación amplia y fructífera entre diferentes sectores: la comunidad científica, el mundo político, los agentes económicos e industriales y la sociedad civil”.

El pontífice subrayó que “nos enfrentamos a un reto cultural, ya sea a favor o en contra del bien común. Aquí, un diálogo honesto y fructífero, verdaderamente capaz de escuchar las diferentes necesidades y libre de intereses especiales, junto con un espíritu de solidaridad y creatividad, son esenciales para la construcción del presente y del futuro de nuestro planeta”.

Este desafío cultural, explicó a continuación, no puede afrontarse únicamente sobre la base de una tecnología que a veces resuelve un problema creando otros”. Así lo demuestra la necesidad de adoptar, en 2016, una nueva enmienda al Protocolo de Montreal, la Enmienda Kigali, que prohibe las sustancias que, por sí mismas, no contribuyen a dañar la capa de ozono, pero que afectan al calentamiento de la atmósfera y cuyo uso ha aumentado como medio para sustituir a determinadas sustancias nocivas para la capa de ozono.

“Es importante que la Enmienda Kigali obtenga rápidamente la aprobación universal por parte de toda la familia de naciones, como ha ocurrido con el Convenio de Viena y el Protocolo de Montreal”, pidió el Papa.

“A este respecto, me complace anunciar la intención de la Santa Sede de adherirse a la Enmienda Kigali. Con este gesto, la Santa Sede desea seguir dando su apoyo moral a todos los Estados comprometidos con el cuidado de nuestra casa común”.

La tercera lección que señaló el pontífice “es la importancia de que este cuidado de nuestra casa común esté anclado en la comprensión de que todo está conectado”.

“Esto exige la adopción de un enfoque clarividente del modo de promover eficazmente el desarrollo integral de todos los miembros de la familia humana, que debe concretarse “en centros de educación y cultura donde se cree conciencia, donde se forme a las personas en la responsabilidad política, científica y económica y, más en general, donde se tomen decisiones responsables”.

Concluyendo su mensaje, el Santo Padre reiteró que “una respuesta ponderada a esta cuestión puede darse solamente a la luz de una consideración de los tres puntos en los que me he centrado: dar vida real al diálogo, hacer que las soluciones tecnológicas formen parte de una visión más amplia y estructurar nuestras decisiones sobre el concepto de una "ecología integral", basada en la comprensión de que "todo está conectado".+

Let's block ads! (Why?)

Etiquetas:

Publicar un comentario

[facebook][blogger][disqus]

Diocesis de Celaya

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets